HOMBRES-ISLA

Esta serie fotográfica, tomada en Egipto, explora la reflexión que surge del célebre verso de John Donne: «Ningún hombre es una isla». Sin embargo, al regresar de este desierto, me di cuenta de que mi cámara estaba llena de «hombres-isla». En medio de la vastedad del desierto egipcio, los hombres retratados parecen ser islas solitarias, aislados en un paisaje infinito que refleja tanto su fragilidad como su conexión intrínseca con el entorno.

La paleta de colores refleja los tonos del desierto y la arena: dorados, ocres y cálidos, que envuelven a las figuras y las fusionan con el paisaje, subrayando su distanciamiento y, a la vez, su pertenencia a un todo. A través de estas imágenes, se plantea la paradoja de la existencia humana: el hombre, siempre vinculado a su entorno, pero también marcado por la soledad en su interior.

Este trabajo invita a una reflexión sobre la soledad, la conexión humana y la relación del individuo con el paisaje que lo rodea, mostrando cómo, en un vasto desierto, todos somos, de alguna manera, islas.