¿PUEDE LA FOTOGRAFÍA AYUDAR A LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL?

La fotografía permite visibilizar lo invisible, empoderar a colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión social, hacer sentir un poco más libres a personas privadas de libertad, mejorar la autoestima, y acercar a las personas bajo el paraguas de un sentimiento colectivo

Esto es lo que vamos a cuestionar y comentar a lo largo de una conversación con la fotógrafa, artista y activista Marta Fàbregas.

Conociendo a Marta Fàbregas

Formada por el IEFC (Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya) y fundadora de su propio estudio fotográfico junto a Marc Vidal – La Fotográfica (desde 1998) -, Marta aborda cuestiones relacionadas con la mujer tanto a través de su obra como de proyectos sociales vinculados a la fotografía.

Un ejemplo de su obra en este sentido es la serie “Colonizadas”. En este proyecto personal Marta recupera imágenes antiguas (s. XIX-XX) de mujeres y les da la visibilidad que nunca tuvieron. 

Estas obras están creadas mediante lo que ella llama «transfotografía». La técnica que usa es el transfer, que consiste en pasar una imagen impresa (trabajada previamente de manera digital) a otra superficie (que normalmente es papel de acuarela o lino natural).

Por otro lado, Marta colabora activamente con la fundación Setba, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja para contribuir a la transformación social a través de la cultura. Uno de los proyectos de esta fundación en los que Marta es la directora artística es “Traspasando el objetivo”.

obra marta fàbregas
Obra de la exposición Infinita magnitud © Marta Fàbregas

El proyecto "Traspasando el objetivo"

Se trata de un proyecto de fotografía para mujeres internas en centros penitenciarios de Cataluña, el objetivo del cual es contribuir a la mejora de la calidad de vida de las participantes, mediante una mejora de su autoestima y potenciando su inserción laboral a través de la fotografía.

El proyecto se inició en enero de 2020 y, a fecha de hoy, lleva 9 ediciones. Donde se han realizado más es en el módulo de mujeres del Centro Penitenciario Brians 1 de Sant Esteve Sesrovires, después se introdujo la cárcel de mujeres Wad-Ras de Barcelona y este 2024 se ha realizado por primera vez en el Centro Ponente de Lleida.

Esta iniciativa nació a raíz de una petición de Justicia a la Fundación Setba. A medida que el proyecto ha ido creciendo se ha ido mejorando y se han incluido cosas nuevas como las mentorías o las colaboraciones de otras fotógrafas. La fundación quiere llegar a todos los centros de Cataluña (por ahora faltaría Tarragona y Girona), formando un equipo local en los casos de centros pertenecientes a provincias que no son Barcelona.

Conversando con Marta

Marta Fàbregas
© Marta Fàbregas

Efectivamente hay muchas restricciones, el acceso al exterior está muy capado y restringido. Cuando entras a la cárcel te hacen dejar los móviles y todo lo que lleves encima, por lo que pretender entrar con cámaras es todo un reto. La fundación Setba ha tenido que hacer muchas instancias y permisos para conseguirlo.

Para usar esas fotografías a nivel interno no hay problema, pero para sacarlas fuera del centro tienen que pasar varios filtros, incluido uno muy exhaustivo de Justicia. Las internas también deben firmar los derechos de autor y de imagen. Así pues, todas las fotos que aparecen en el libro Brians: mujeres invisibles han tenido la suerte de pasar todos estos filtros y que las podamos ver.

Por un lado, es una experiencia bastante impactante por una cuestión espacial: las puertas que se abren y cierran, entrar allí sin tus pertenencias ni DNI… eres un número. Te das cuenta que a medida que vas traspasando puertas se va reduciendo tu libertad.

Pero, por otro lado, desde el principio iba convencida de dar lo mejor de mí, de compartir y explicar fotografía, y me lo tomé como si fuera a dar clase a cualquier otro sitio, un instituto, una escuela o una universidad. Me di la premisa de que, a pesar de que hubiera muchos condicionantes, intentaría dar el máximo de calidad y de oportunidad. Por ejemplo, como no tienen acceso a internet, les damos nosotras ejemplos fotográficos, o como no tienen acceso a las fotos que han realizado, se las llevamos nosotras impresas.

Una vez dentro con las internas, nunca he tenido sensación de peligro ni de miedo, al contrario, son mujeres muy agradecidas, que valoran muchísimo que vayamos a allí. Al final de las 10 sesiones siempre se genera un vínculo muy bonito. Es cierto que hice un ejercicio de no juzgar, de entrar sin prejuicios, y aun así una vez dentro te das cuenta de que tienes más de los que creías.

En definitiva, su situación no me condiciona en mi relación con ellas. Compartes fotografía con mujeres que están en una situación muy difícil y sabes que eso es algo que les ayuda a estar mejor, sobre todo por el contexto que se crea.

La verdad es que los temas de autoconocimiento y autoayuda siempre me han interesado mucho, y he leído enormemente sobre temas de crecimiento personal. Hace 10 años, en un momento de crisis personal, la acción artística es lo que me salvó y me dio un propósito. Lo que comparto con ellas, más allá de la fotografía, es esta vertiente de crecimiento personal. No he sentido nunca la necesidad de un soporte psicológico, pero precisamente porque he hecho mucho trabajo personal previo.

Hace años hicimos un proyecto llamado imaginado(r)nes con la fundació Setba con mujeres en riesgo de exclusión social. Primero lo hicimos en la Casa del Recés y después en la fundación Maria Raventós, con mujeres generalmente menores de edad con hijos menores de 3 años de los que se les ha quitado la custodia. Aquí sí que, antes y después de las sesiones, una colega coach especialista en adolescentes me validaba los ejercicios y las propuestas, para asegurarme de que no hacía nada perjudicial para ellas.

Yo no hago arteterapia, pero es cierto que a través de la fotografía se pueden remover cosas que tienes que ser capaz de sostener.

Sí, yo cuando planteo el proyecto siempre les digo que es un viaje, un viaje en búsqueda de las musas, de las mujeres que nos inspiran. Uno de los temas que siempre pongo sobre la mesa es la luz, la capacidad de volar con la imaginación, de reencontrarnos, de ir más allá. Siempre me pongo a mí de ejemplo y les cuento cómo de pequeña creía que podía volar. Supongo que cuando comunicas desde tu propia experiencia, se transmite a los demás. Es cierto que en el cierre de cada edición siempre aparece esta reflexión, de que en el rato dedicado a fotografiar se han olvidado de dónde estaban y en qué condiciones. Eso es algo muy gratificante.

Siempre se genera una atmósfera muy limpia y relajada. Las relaciones entre ellas fuera del taller son muy complejas, y hay muchas cosas de las que nosotras no sabemos nada, pero en este espacio conseguimos que eso quede al margen. Se relacionan desde otro lugar entre ellas, y descubren a compañeras bajo otra mirada. En todo caso, yo nunca les digo con quién tienen que trabajar ni fuerzo ninguna situación.

Reproducir video acerca de vídeo sobre proyecto de fotografía en prisiones

Puedes ver en este vídeo de la Fundació Setba el testimonio de Camila Oliveira, participante de la 1ª edición, citado en la entrevista.

Todas las mujeres que participan en el taller pueden optar a una mentoría al acabar. La mentoría, que acoge a fotógrafas invitadas, consiste en 4 sesiones individualizadas en que la mentorizada desarrolla un tema propuesto. Recibe un acompañamiento para hacer el reportaje, con todas las complicaciones que esto supone (limitaciones de tiempo, de petición de permisos etc.).

En la primera sesión se presenta la dinámica de trabajo, en la segunda y tercera se hacen las tomas fotográficas y en la última se visualiza todo el material y se hace el trabajo de edición. Es un trabajo mucho más enriquecedor. A veces hay más demanda que oferta de plazas. En ese caso, se les hace rellenar un formulario explicando porqué quieren ser mentorizadas y qué quieren hacer. Se establece un jurado, se vota y se eligen las seleccionadas.

Exacto, la fundación no se queda sólo en realizar el taller, sino que buscan darle difusión. Para ello, participan en festivales de fotografía (como el Photo Forum Fest o el Festival Lumínic), han creado un libro, hacen exposiciones (como la del Palau Robert), están intentando crear una línea de team buldings para empresas donde se hable del proyecto y participen algunas de las mujeres que ya están fuera etc.

La fundación también facilita que todas las mujeres que hayan estado en “Traspassant l’obectiu” que salgan en tercer grado hagan un curso de iniciación a la fotografía en el IEFC, con lo que la voluntad ayudarlas en su reinserción laboral está ahí.

Hace 10 años, a los 40, sufrí una crisis personal muy grande a raíz de varios cambios que sucedieron a la vez en mi vida. Fue en este momento en que me hice socia fundadora de la red de mujeres empresarias y emprendedoras de St Cugat y que empecé a trabajar en mi obra personal. La fotografía antigua era lo que me apasionaba y, a base de prueba-error, más como una necesidad personal y entretenimiento, me di cuenta de que lo que me parecían cosas separadas tenían un hilo conductor. Ese nexo era la mujer. Seguramente porque era yo misma, esa necesidad de autocuidarte, hacer realidad tus sueños, creer en ti misma, empoderarte. El hilo conductor eran esas ganas de hablar del mundo de la mujer, de ayudar e inspirar a otras mujeres.

Ese es el argumento que acaba tejiendo todas las cosas que hago: toda mi producción artística personal gira en torno al mundo de la mujer, así como los proyectos de la fundación Setba y todo el tema del emprendimiento femenino. También sigo manteniendo el estudio fotográfico. Hago muchas cosas, pero intento llegar a todo y disfrutarlo todo.

expo photo forum
Detalle de la exposición 'Dona, fotografia, presó' dentro del Photo Forum Fest (Barcelona, 2024)

Fotografía como agente de transformación social

Gracias a la conversación con Marta y al ejemplo de este proyecto llevado a cabo en centros penitenciarios de Cataluña, vemos que la fotografía tiene un gran potencial para repercutir en el tejido social. En este ejemplo, genera una experiencia dentro de los centros penitenciarios que contribuye a la sensación de libertad dentro de éstos, a través de la mejora de la autoestima de las internas y de la adquisición de conocimientos técnicos y artísticos nuevos. Además, este impacto no se queda en los Centros sino que los excede, con la voluntad de visibilizar a este colectivo en la sociedad y de brindarle recursos para su reinserción social y laboral.

Me ha resultado apasionante conocer a Marta durante el Photo Forum Fest 2024 y conversar con ella sobre libertad y empoderamiento femenino a través del arte. La fundación Setba cree firmemente que la cultura es un derecho universal que debe llegar a todo el mundo, y velan por que así sea gracias a la implicación de personas tan comprometidas como Marta.

Si además de interesarte el impacto positivo a nivel social de la fotografía, te interesa su impacto positivo en el medioambiente, echa un vistazo a este artículo sobre fotografía sostenible, en conversación con Chiara Salvi, fundadora de la escuela de fotografía APA (Alternative Processes Academy).

De esta conversación me quedo con la idea de que la fotografía puede ser un potente agente de cambio, inspirado por una preocupación genuina por los demás y por el planeta.