Esta serie fotográfica con la bailarina Alma Steiner explora la disonancia musical como una poderosa metáfora de la figura artística. Inspirada en la evolución histórica de este concepto en la música, me centro en la disonancia como un elemento que desafía la armonía, genera tensión y, precisamente por ello, despierta interés y emoción.
Alma encarna esta idea a través de su movimiento. Juego de contrastes que evocan tanto la fragilidad como la fuerza del arte en su estado más puro. La paleta visual está dominada por los tonos neutros, destacando el vibrante rojo de su cabello, símbolo de la intensidad que define tanto la disonancia como la esencia de la artista.
Esta serie es un diálogo entre lo visual y lo conceptual, una invitación a ver la disonancia no como conflicto, sino como un catalizador de belleza y transformación.
La disonancia es una voz mantenida con violencia fuera de la armonía
Felipe Pedrell (mediados s. XX)
Las consonancias nacen necesariamente de la semejanza, y las disonancias de la desemejanza. Ambas están comprendidas dentro del intervalo, como las especies dentro del género.
De musica libri septem, Francisco Salinas, 1577
La disonancia se ha emancipado, y ya no está unida a su antigua función. (…) No prepara ni anuncia nada. La disonancia no es ya un factor de desorden, como la consonancia no es, tampoco, una garantía de seguridad.
Ígor Fiódorovich Stravinsky (1882 – 1971)
