Un recorridopor las conversaciones, artistas y aprendizajes que marcaron mi paso por GetxoPhoto 2025
Participar en MAPS dentro del festival GetxoPhoto 2025 (País Vasco) ha sido una experiencia profundamente estimulante, tanto a nivel profesional como personal. GetxoPhoto, con su enfoque en la imagen y su voluntad de generar reflexión crítica sobre desafíos actuales, crea un contexto fértil para el diálogo entre artistas, comisarios e investigadores.

GetxoPhoto lleva celebrándose desde 2017 y este año cierra su trilogía entorno a las temáticas: PAUSA, PLAY y REC. La línea curatorial ─establecida por la comisaria María Ptqk─ y los eventos del festival giran en torno a temas como la imagen-documento o el mal de archivo.
Mi participación en MAPS entre el 29 de mayo y el 1 de junio se vio atravesada por conversaciones e ideas que ampliaron mis referencias y afectos. Este programa, que busca ser un lugar de encuentro entre estudiantes de diversas universidades y escuelas de fotografía del país, es una iniciativa única en el marco de los festivales de fotografía de España. La propuesta incentiva la creación de vínculos y promueve la reflexión y conversación colectiva entorno a la imagen contemporánea.
A continuación, comparto algunas de las experiencias que más me marcaron: desde las charlas de la jornada profesional Encerrona, hasta el descubrimiento de obras que me conmovieron e hicieron reflexionar.
Una Encerrona de resonancias conceptuales
Durante la jornada profesional Encerrona Vol. 12, una de las conversaciones que se llevaron a cabo fue El agotamiento de la sensibilidad, entre Nathalie Herschdorfer, directora del museo Photo Elysée de Lausana, y Clothilde Morette, directora artística de la Maison Européenne de la Photographie (MEP) de París. La charla fue moderada por Jon Uriarte, comisario independiente.
Dado que mi proyecto seleccionado para MAPS gira en torno a los Juegos Olímpicos de París en 2024 (más información sobre Paris est un chantier aquí), fue especialmente enriquecedor escuchar a Nathalie Herschdorfer hablar sobre la exposición Le sport à l’épreuve, curada por ella misma.

Herschdorfer explicó cómo abordó un archivo tan vasto, compuesto por colecciones del Museo Olímpico y de Photo Elysée. Su objetivo no era simplemente destacar los grandes hitos del deporte o los nombres consagrados de la fotografía, sino entender cómo se ha representado a los atletas, los cuerpos y las multitudes de espectadores en la fotografía deportiva.
Analizar quién emite el mensaje y qué intenta comunicar es, según ella, clave para entender el sentido profundo de este tipo de imágenes.
También señaló la relevancia de los avances tecnológicos en la captura del movimiento, como ilustra una fotografía de los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, capturada gracias a la técnica del foto-finish, una cámara espacial que escanea únicamente la línea de llegada en continuo, transformando el movimiento en cronología. Este tipo de técnica dialoga con la historia del propio medio fotográfico, conectando con la cronofotografía de la época victoriana, que también buscaba representar el movimiento.
Desmitificar la nube, repensar el archivo
Por otro lado, fue especialmente pertinente la conversación entre Marina Otero (arquitecta, investigadora y profesora en Columbia University) y Joana Moll (artista e investigadora), sobre el impacto ambiental de los centros de datos y la creación generativa de imágenes, así como la durabilidad de los archivos digitales. Una de las ideas que más me atravesó fue la necesidad de desmitificar la noción de “la nube” como algo inmaterial y etéreo. Todos esos datos necesitan almacenarse en servidores físicos, con un alto coste en recursos y emisiones de CO2.
Ambas investigadoras han desarrollado proyectos que visibilizan este impacto ambiental: The Forest de Joana Moll y Compost Computacional de Marina Otero. Durante la conversación se propusieron caminos alternativos, como crear nuevas mitologías que resignifiquen la idea de la nube, valorar estéticamente las imágenes de baja resolución frente al peso excesivo de los archivos en alta definición, o fomentar una nueva cultura del “dejar ir”, que nos permita eliminar archivos de forma consciente y recurrente en lugar de acumularlos indiscriminadamente.
Natacha de Mahieu: impacto turístico más allá de los lugares masificados
El trabajo de todos los artistas presentados en esta edición de GetxoPhoto ha sido de una sensibilidad y un enfoque reflexivo tan altos que cuesta destacar unos sobre otros. Aun así, quiero referirme a dos en particular por motivos conceptuales.

El primero es el de Natacha de Mahieu (Theatre of Authenticity). Dado que el viaje ha ocupado un lugar central en mi propia trayectoria artística y vital —y que me he formado en el Global Sustainable Tourism Council (GSTC) en cuestiones de sostenibilidad turística— me sentí especialmente conectada con su obra.
Natacha aborda el impacto del turismo en territorios de popularidad media, un tema menos explorado que el del overtourism en destinos masificados. Su técnica consiste en tomar centenares de fotografías del mismo lugar en el lapso de una hora y fusionarlas en una sola imagen, revelando así la acumulación de visitantes a lo largo del tiempo. Me pareció una propuesta tan visualmente potente como conceptualmente reveladora.
Carlos Idun-Tawiah: la fotografía como sustituto de la ausencia

El segundo artista que quiero destacar es Carlos Idun-Tawiah (Hero, Father, Friend), quien fue mi flechazo personal del festival. Conocí su trabajo durante el Opening, cuando la comisaria presentó la programación y los artistas hablaron sobre sus obras. Ya al ver sus fotografías proyectadas me sentí atraída por su trabajo, pero cuando Carlos explicó el origen del proyecto —la ausencia de imágenes junto a su padre y el deseo de reescribir esa historia mediante un biopic imaginario— me sentí profundamente conmovida.
Su obra, que mezcla realidad y ficción, aborda tanto su experiencia personal como la memoria colectiva de la paternidad en la cultura negra. Cerró su intervención diciendo que continuará usando la fotografía para retratar la alegría, la esperanza, el amor… Ver después sus obras instaladas en las ventanas del edificio de Correos fue el broche perfecto: un diálogo preciso entre imagen y espacio expositivo.
Después de MAPS: encuentros y hallazgos en GetxoPhoto 2025
GetxoPhoto 2025 ha sido, para mí, mucho más que un evento artístico. Ha sido una experiencia de escucha, de replanteamiento, de conexión entre lo personal y lo colectivo. Volver de MAPS con nuevas preguntas y referencias alimenta tanto mi práctica artística, como mi forma de mirar el mundo y la imagen contemporánea.
En tiempos de sobrecarga visual y climática, es urgente plantearse cuestiones como el impacto medioambiental de los archivos digitales o nuestra capacidad para vernos afectados por los estímulos visuales. GetxoPhoto 2025 ha propiciado el espacio para plantear este tipo de debates, que siguen derivando en nuevos interrogantes a medida que se abren.
El paso por MAPS me ha permitido, a su vez, nutrirme de la visión y los planteamientos de otros compañeros y colegas que están trabajando en cuestiones similares a las mías, o bien muy distintas, algo que ha sido sumamente enriquecedor y estimulante.
¡Nos vemos en GetxoPhoto 2026!
