Este proyecto ha sido ganador de la Beca La Máquina 2025.
Laberintos de agua una investigación personal a través del viaje ─entendido como desplazamiento físico y como tránsito simbólico─, que explora las potencialidades del medio fotográfico para activar procesos de reelaboración identitaria. El recorrido atraviesa un paisaje árido y desértico como metáfora del vacío interior y se sirve del agua como elemento para interrogar ese espacio y transformarlo. El agua es así el vehículo para abrir preguntas y posibilitar vías de transformación: licuando, disolviendo, llenando el vacío. El viaje se concibe como un proceso de búsqueda en el que el medio fotográfico es un agente activo de intervención del paisaje.
El proyecto propone una estructura interactiva y participativa en la que el espectador deviene agente activo, invitado a construir su propio viaje simbólico a través de la toma de decisiones que guían su deriva visual. Las bifurcaciones que se abren a lo largo del proyecto parten de las preguntas que acompañaron la experiencia autobiográfica de la autora. Estas preguntas emergen desde el entorno, pero remiten al yo; no para interrogarse de manera directa por la identidad, sino para abrir una vía de acceso a ella a través de la observación, la intuición y la experiencia física. Cada lectura plantea así un itinerario distinto, y los diversos finales posibles no constituyen conclusiones cerradas, ya que el viaje no ofrece respuestas definitivas, pero sí activa procesos de exploración.
El lenguaje visual es articulado mediante una metodología híbrida que incorpora elementos del entorno —agua, arena, raíces etc.— al propio proceso fotográfico. Se emplean técnicas analógicas y sin cámara que permiten un contacto directo con la materia, haciendo del medio fotográfico una herramienta de conocimiento situado. El proyecto se inscribe en una línea de prácticas que amplían los límites del medio más allá de su dimensión representacional, llevando la fotografía a un campo expandido, situado y procesual.

















